miércoles, 6 de julio de 2016

EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLLOS

EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLLOS

Nuestra vida cotidiana hoy en día exige una total plenitud para afrontar los retos que se van manifestando. En este proceso que señalamos como vivir, nos enfrentamos a obtener todo lo necesario que consideremos adecuado para nuestra existencia. Yo soy el único responsable de elegir lo que deseo para mí.

Recuerdo una frase que mi Pá me dijo un día que estábamos sentados en la sala. Acabábamos de terminar de jugar una especie de juego de béisbol entre padre e hijo, una convivencia que se trataba de arrojar y atrapar una pelota de beis con nuestros guantes color negro en la cochera de nuestra casa. Era un momento en donde solo importaba lo que sucedía en ese instante, pero que para mí representaba una gran alegría jugar con mi Pá, ya que no sucedía con frecuencia debido a su deteriorada condición física producto de las múltiples situaciones de enfermedad que atravesaba, no era fácil vivir con con cáncer, Parkinson, diabetes, hipertensión, sin embargo, ahí estaba, al pie del cañón.

Esa vez, él sentado en su sillón favorito, un sofá color café con el respaldo manchado de un color amarillento, debido a que con anterioridad había arrojado un jugo Frutsi sabor piña “por accidente”. Mientras que yo, tirado en la alfombra boca abajo con mis brazos sosteniendo mi rostro y de repente me dice, aún sudado por el esfuerzo: “Mijo, el horno no está para bollos”, lo escuché mientras veía atentamente la televisión los Thundercats, aquella serie animada ochentera en donde unos felinos cósmicos luchaban para lograr su supervivencia.

En aquel momento no le di la importancia a sus palabras, sin embargo, hace días recordé dicha frase, y esta vez la apliqué como una expresión valiosa de mi vida.

Llego a cierto tiempo de mí andar por el mundo en donde ya no necesito cargar con culpas, miedos, frustraciones, sino revertir todos estos sentimientos nocivos y cambiarlos por simplemente, disfrutar la vida.

Asumiendo mi responsabilidad, haciendo todo lo que está a mi alcance para ser feliz, que a pesar del entorno que puede tornarse complejo, viendo como ocurren atrocidades en nuestro país y en el extranjero, como lo acontecido recientemente en el aeropuerto de Turquía, las incongruencias de nuestro brillante Presidente que vomita sin antes analizar lo que dice en una cumbre política o el reciente incremento en el costo de la gasolina y de los servicios energéticos, y también las muertes como resultado de manifestarse en contra del sistema político. Todo el caos que se genera en nuestra sociedad.

Me doy cuenta que también me gusta que la felicidad y la tranquilidad son una opción que puedo elegir, ya que nosotros decidimos la actitud que deseamos adoptar frente a la situaciones. Yo decido cómo sentirme, soy responsable de lo que siento y de cómo quiero vivir eso que siento. No tengo la capacidad de cambiar a las demás personas, pero si puedo cambiar mi respuesta emocional ante la conducta de esas personas. Decía Viktor Frankl en su libro el Hombre en Búsqueda de Sentido: “Al ser humano se le puede quitar todo excepto su libertad esencial: su actitud ante cualquier circunstancia” 

Por eso es que hoy asumo con total responsabilidad decidir lo que quiero y lo que no para mí.

Gracias Pá… ¡El horno no está para bollos, sino para vivir a plenitud!


JUAN VARGAS
PSICÓLOGO

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