sábado, 23 de julio de 2016

Disfrutar como chamacos

Por: Guillermo Badillo 

Gerardo es mi sobrino de 9 años de edad. Es un futuro aficionado ferviente al fútbol. Su papá, uno de los únicos aficionados al Club Necaxa. Yo único  seguidor del Club Toluca en La Laguna hemos fomentado el sentimiento de querer este deporte. Se ha emocionado, ha llorado, incluso ya le toco vivir un campeonato de su equipo favorito, el Santos Laguna. Sí, nos mandó por un tubo cuando eligió equipo.

Hace un año gané un par de boletos para ir al Estadio Corona para ver un Santos Vs Pumas. Cuando se lo dije a mi sobrino se emocionó mucho y desde ese momento estaba impaciente para que se llegará el viernes, día del juego.

Gerardo desde temprano estaba listo para ir al partido. Se llegó la hora y partimos rumbo al estadio. Él ya conocía el estadio, así que su asombro al llegar no fue mucho, lo que si le impresionó fue la cantidad de seguidores de Pumas que vio al llegar.

-Yo no entiendo ¿cómo le hacen para venir desde el DF?- me preguntó asombrado mientras buscábamos nuestros asientos.
- Es la magia del fútbol- le dije, mientras checaba los boletos.

Encontrados nuestros asientos, nos acomodamos y tocó esperar a que comenzara el partido. Los equipos calentaban y él me apuntaba jugadores y me decía su nombre y posición. Me pareció muy chistoso, al mirar  a los titulares calentar y me explicó la formación con la que Santos jugaría esa noche.

El juego fue espectacular. Pumas ganó 3-4. Me sentí mal, porque mi sobrino estaba muy emocionado y pues una derrota podría pegarle en su ánimo. Al salir del estadio esta idea se fue de mi mente con lo que me dijo.

-Hubo muchos goles, estuvo muy padre el juego, me divertí. Gracias por traerme- me dijo, al mismo tiempo que dejábamos atrás el estadio y nos dirigíamos hacia el carro.

Me sorprende como puede llegar a funcionar la inocencia en un niño, es algo excepcional. Mi sobrino a pesar de la derrota sufrida por su equipo, aún se tomó el tiempo de disfrutar el Fútbol como lo que es, un juego.


Invitó a todos a reflexionar sobre si realmente estamos disfrutando todo aquello que hacemos supuestamente para este fin. El disfrutar más de estos pequeños detalles sin duda alguna nos ayudará a sentirnos más plenos con nosotros mismos.

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