viernes, 5 de agosto de 2016

CÓMO SABER SI SOY "RARO"


Si estás leyendo esto, probablemente, en más de una ocasión alguien te ha llamado "raro", o tú mismo te has sentido así más de un par de veces. Déjame decirte, que existe muy poca probabilidad de que lo seas, quizá te juntas con personas que empatan un poco contigo o estás en un ambiente que comparte una pequeña parte de tus intereses; pero no me mal entiendas; hay miles de combinaciones que forman la personalidad, y en eso sí somos únicos; pero si aún te interesa saber si eres “raro” o no, te dejaré un pequeño cuestionario para que logremos determinarlo juntos. 

  • ¿Has intentado fuertemente incendiar objetos con la mirada?
  • ¿Has explotado un hospital lleno de gente?
  • ¿Te preguntas cómo es posible que la gente siga ciegamente a instituciones políticas o religiosas?
  • ¿Eras cuadripléjico y recuperaste tu movilidad solo con fuerza de voluntad?
  • ¿Sientes que has pasado por experiencias extrañas que te hacen ver el mundo de una forma singular?
  • ¿Tus familiares extraterrestres te contaron cómo funciona la materia oscura?
  • ¿Observas como lentamente el hombre se dirige a la decadencia de nuestra propia especie?
  • ¿Has logrado quitarte esas molestas emociones humanas (tristeza, alegría, enojo, amor, melancolía, pasión, depresión, deseo, etc.)?
  • ¿Eres impredecible, ni tu ni nadie saben cómo reaccionarás ante lo que pueda pasar?
  • ¿Has descubierto la fórmula para comer absolutamente lo que quieras y poder tener un cuerpo atlético y escultural sin hacer ningún ejercicio?

Si respondiste SÍ a las preguntas cuyo número es par, entonces, definitivamente eres un caso “raro”. Si en las preguntas nones respondiste SÍ o NO, entonces, bienvenido al mundo de las persones “normales”. En honor a la verdad, es imposible comprender al cien por ciento cómo piensa una persona fuera de nosotros mismos. El hecho de ver las reacciones y no los procesos mentales de los demás nos hace pensar que somos los únicos seres racionales. Si pudiéramos saber qué piensa el otro, nos daríamos cuenta de que somos aterradoramente similares a esa persona que camina junto a nosotros en la calle, alguien a quien ni siquiera conocemos. 

Psicólogo Jorge Díaz

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