viernes, 29 de julio de 2016

No es cuestión de suerte

Últimamente he estado reflexionando en cómo la cultura a través de canciones, películas, libros etc. Influyen en que generemos  pensamientos erróneos o malas interpretaciones  acerca de cómo debe ser nuestra vida amorosa. Un ejemplo seria la idea de encontrar a nuestra otra mitad, o a nuestra alma gemela, al grado de que se puede llegar  a pensar que no podremos ser felices hasta que no encontremos a la indicada. Situación que nos encamina a olvidar todos los demás aspectos de nuestras vidas, por la búsqueda de la relación perfecta.

Lo que me ha quedado claro a lo largo de mi existencia, es que el amor y una buena relación de pareja no se encuentran, se construyen a base de esfuerzo, amor, comunicación, confianza, empatía, compromiso, atracción, respeto y apoyo mutuo.
Es cierto que se debe buscar a una persona que comparta objetivos y metas acordes a los nuestros, De hecho es un aspecto indispensable para poder formar una pareja así como el compartir los mismos valores y creencias.

Creo firmemente que el amar, más que un sentimiento es  una decisión. Es la decisión de amar a una persona, de estar comprometido con la relación y seguir trabajando para que esta  continúe con cierta estabilidad. El amar es una lucha constante que debemos emprender cada día.

Si el amor solo fuera un sentimiento pasajero, no tendría sentido hacer promesas acerca de amarse para toda la vida.

Es por esto que yo creo que el amor no es solo una sensación, o una ilusión que se va, ni algo con lo que se tropieza si es que se tiene suerte. El amor para mí es un estilo de vida.

Sarahi Isais 
Psicóloga 

miércoles, 27 de julio de 2016

UNLIMITED SUCCESS - "ÉXITO SIN LÍMITES"

UNLIMITED SUCCESS


Recuerdo que cuando estaba en sexto grado de Primaria de la escuela “Libertadores de América” me inscribí en el equipo de basquetbol, fue una sensación mágica que hervía dentro de mí cuando jugamos nuestro primer partido, se trataba de tomar el riesgo de una aventura, ya que no me viene a la memoria que hayamos entrenado alguna vez, pero me sentía importante, por el simple hecho de competir en algo que siempre me ha apasionado.

Vienen y van vagos recuerdos de ese juego, me veo a mi mismo tratando de luchar por conseguir algún punto, no sé si logré conseguirlo, lo que si estoy seguro es que nos barrieron, recuerdo que un compañero anotó una canasta, y para mí fue la primera vez que pude darme cuenta el enriquecimiento emocional que conlleva sentirse triunfador, no se trataba de ganar el juego se trataba de vivir a plenitud el momento, de mostrar una actitud propositiva, de no dejarse caer a pesar de las circunstancias, sino ir tras de aquello que amas.

Años después, cuando estaba en la Secundaria Técnica No. 1 “Horacio Zúñiga”, la actividad deportiva había cambiado, en aquel entonces formaba parte del equipo de futbol de la Secu, jugaba de portero junto con mis amigos, en donde sinceramente agradezco que me hayan contemplado a pesar de mis carencias técnicas que manifestaba.

Al principio como muchas historias de éxito comenzaba con desaventuras en cuanto a marcadores de derrota pero que con el paso del tiempo éstas fueron cambiando por historias de triunfo, sin embargo la sensación de plenitud al estar compitiendo por algo eso me daba una gran satisfacción, evoco imágenes jugando partidos de fútbol en medio de terrenos inhóspitos, terminábamos totalmente aterrados debido a las condiciones del lugar,, con alguna bronca común por alguna “calentura del juego”, pero al final valía la pena, porque me sentía exitoso, romper con aquellas barreras que quizá había introyectado al pensar que no se podía y si se pudo al final, recuerdo juegos maravillosos con mis amigos, que hoy en día esa para mi representa otra historia de éxito, seguir conservando la amistad que llevo conmigo a pesar del tiempo y de la distancia.

El éxito fue adquiriendo un tinte distinto, matizado con historias triunfantes en las asignaturas escolares, sintiéndome mayormente capaz de conseguir mis ideales, terminar la preparatoria, iniciar en el maravilloso mundo de la Psicología.

Y a que viene todo esto, hace algunos días navegando por redes sociales pude ver un video, uno de tantos que la famosa marca de la “palomita” tiende a publicitar oportunamente justo antes de alguna competición importante, “Futuro sin límites”. En donde un actor norteamericano ingresa en una Guardería donde aparecen distintos bebés. En sus cunas, se pueden ver nombres como Neymar Jr, Serena Williams o LeBron James, tan sólo algunos de los deportistas más famosos. Y lleva a cabo un monólogo explicándoles que los héroes no nacen, sino que se hacen, a base de esfuerzo, constancia y sobretodo actitud, de sobrepasar de nuestras propias limitantes.

Quizá no tuve historias de éxito deportivo que pudieran trascender más allá de la simple victoria escolar y llevarme al estrellato mundial, pero de eso se trata la vida de ir gozando las pequeñas historias que nos van dando sentido. 

Porque el éxito no se trata de cuándo lo consigues, tampoco es una cuestión con fecha de caducidad, se trata de materializar plenamente tus sueños y aspiraciones, tiene que nacer desde la mente de quien aspira a conseguir algo, 

El éxito se encuentra presente en la forma en que traducimos la realización de lo que nos atrevemos a llevar a cabo en nuestra vida, conozco a muchas personas que viven añorando un pasado que ya no está aquí, otras anhelando algo que aún no llega y no se ponen a trabajar en eso para lograrlo, el éxito se manifiesta en la felicidad que te provoca conseguir aquello por lo que haz luchado o te haz esforzado. 

Materializa tus sueños y aspiraciones, mantén una actitud ganadora, deja atrás tus ganancias secundarias que provocan un confort, trasciende más allá de tus propios límites.

JUAN VARGAS
PSICÓLOGO

sábado, 23 de julio de 2016

Disfrutar como chamacos

Por: Guillermo Badillo 

Gerardo es mi sobrino de 9 años de edad. Es un futuro aficionado ferviente al fútbol. Su papá, uno de los únicos aficionados al Club Necaxa. Yo único  seguidor del Club Toluca en La Laguna hemos fomentado el sentimiento de querer este deporte. Se ha emocionado, ha llorado, incluso ya le toco vivir un campeonato de su equipo favorito, el Santos Laguna. Sí, nos mandó por un tubo cuando eligió equipo.

Hace un año gané un par de boletos para ir al Estadio Corona para ver un Santos Vs Pumas. Cuando se lo dije a mi sobrino se emocionó mucho y desde ese momento estaba impaciente para que se llegará el viernes, día del juego.

Gerardo desde temprano estaba listo para ir al partido. Se llegó la hora y partimos rumbo al estadio. Él ya conocía el estadio, así que su asombro al llegar no fue mucho, lo que si le impresionó fue la cantidad de seguidores de Pumas que vio al llegar.

-Yo no entiendo ¿cómo le hacen para venir desde el DF?- me preguntó asombrado mientras buscábamos nuestros asientos.
- Es la magia del fútbol- le dije, mientras checaba los boletos.

Encontrados nuestros asientos, nos acomodamos y tocó esperar a que comenzara el partido. Los equipos calentaban y él me apuntaba jugadores y me decía su nombre y posición. Me pareció muy chistoso, al mirar  a los titulares calentar y me explicó la formación con la que Santos jugaría esa noche.

El juego fue espectacular. Pumas ganó 3-4. Me sentí mal, porque mi sobrino estaba muy emocionado y pues una derrota podría pegarle en su ánimo. Al salir del estadio esta idea se fue de mi mente con lo que me dijo.

-Hubo muchos goles, estuvo muy padre el juego, me divertí. Gracias por traerme- me dijo, al mismo tiempo que dejábamos atrás el estadio y nos dirigíamos hacia el carro.

Me sorprende como puede llegar a funcionar la inocencia en un niño, es algo excepcional. Mi sobrino a pesar de la derrota sufrida por su equipo, aún se tomó el tiempo de disfrutar el Fútbol como lo que es, un juego.


Invitó a todos a reflexionar sobre si realmente estamos disfrutando todo aquello que hacemos supuestamente para este fin. El disfrutar más de estos pequeños detalles sin duda alguna nos ayudará a sentirnos más plenos con nosotros mismos.

jueves, 21 de julio de 2016

Rubén y la muerte

Por: Juan Eusebio Valdez

 En una exposición en la universidad, un compañero llevó como muestra un pequeño ratón de color blanco. En esa demostración quería comprobar que el miedo es aquello que no conocemos. Nos vendó los ojos y sin enseñarnos en donde metíamos la mano. Nos dirigía hacia un recipiente con distintas texturas y en una de ellas se encontraba Rubén, el ratón.

Lo bauticé Rubén,  al momento que lo rescaté de ser devorado por un pajarote con forma de lechuza que merodeaba por el estacionamiento de la uni. Después que mi compañero como no encontró otra función para el roedor, solo se le ocurrió que fuera alimento del plumífero nocturno.
La otra noche antes de dormir, me encontraba acostado viendo mi celular, revisando redes sociales y me encontré con una nota, que decía que los ratones duran solo 3 años con vida. En un instante no encontraba oxígeno para respirar. Entré en un mini shock, que tuve que ir al baño a regar el arbolito y a  remojar en agua mi cara. No podía creer que Rubén ya con un año y medio conmigo estuviera cercano a su muerte.

Tuve que controlarme, usando técnicas de respiración. Pasó una hora y al fin encontré el valor de acercarme a Rubén y comunicarle la triste noticia. Para esto me había preparado con sus semillas favoritas (de girasol) y un poco de jugo de naranja.

Cauteloso me acerqué. Al estar aún paso de su jaula. Sentí su mirada, les juro que con solo mirar sus ojos rojos, yo sabía que el ya conocía las malas noticias que en un momento le daría. Primero abrí la conversación con cosas triviales, el clima, en cómo veía al santos al inicio del torneo o que si había escuchado el nuevo éxito de Enrique Iglesias.

De pronto, un aire frío entró por la ventana, suceso que hizo que Rubén dejara de comer su semilla. Aproveché el silencio y mirándolo a los ojos, bueno a su nariz, porque ya saben que los ratones tienen la cara alargada y tendría hablarle de lado para dirigirme a uno de sus ojos, pero esta noticia se tenía que decir de frente, de nariz.

Le dije: “Rubén, con nosotros llevas más de un año y medio  aquí en la casa…y ya eres parte de la familia, eres casi tan importante como la tele de la sala o el dvd… bueno lo que te quería decir es…“. Para este momento mis manos temblaban al igual que mis piernas. Me imaginaba como seria la reacción de Rubén al enterarse del tiempo de vida. Jamás le sabrán igual las semillas o ruñir la biblia vieja que está al lado de su jaula. Tal vez piense en buscar pareja y reproducirse. Pero para esto tendría que conseguir un lugar más grande donde él, sus hijos y su pareja puedan estar a gusto. Tendría que decidir rápido, porque la vida se le iba.

Entre lagrimeos, terminé de comunicarle la noticia: “Te quedan solo un año y medio de vida, tal vez menos si contamos el tiempo que duraste en la tienda de mascotas, antes que te comprara mi compañero” En eso le acerqué mi mano para reconfortarlo, después de tan cruel realidad ¿saben lo que hizo? Nada, solo se quedó ahí y siguió comiendo su semilla de girasol. No hubo miedo, no hubo planes a futuros apresurados, no hubo llanto. Solo se quedó comiendo su semilla y después de terminarla paso a ruñir la biblia. Solo se quedó ahí viviendo su vida.

El miedo a la muerte es natural. Es lo que nos hace crear y amar. Es lo que nos recuerda lo trascendente. Pero tenerlo siempre en nuestros pensamientos hace que olvidemos lo más importante, vivir.

Nota: quiero agradecer a Rubén, mi ratón por su colaboración en este escrito. Snifff Snifff (gracias en ratón).

miércoles, 20 de julio de 2016

STAY STRONG

STAY STRONG


“…pasar del tener y el atesorar, al ser y compartir”
Erich Fromm

Hace tiempo mientras conducía tranquilamente de regreso a casa. Al llegar a un alto que la luz roja brillante de un semáforo indicaba, giré mi cabeza y me percate de un paradero de autobuses deteriorado en su aspecto. Decorado por unas letras de graffiti que no pude interpretar su mensaje y a un costado un anuncio luminoso, en donde observé a través del acrílico en tono opaco debido al desgaste del tiempo una frase que me atrajo: Stay Strong

Fueron unos segundos que aguardaba para continuar con mi andar. Me parecieron muy significativas aquellas dos palabras, que mientras las veía, el sonido intempestivo del claxon de un automóvil detrás de mí. Me regresaron a la realidad, dije: ¡va, ya cambió!, puse en marcha el auto, pero la frase en graffiti me seguía haciendo eco en mi cabeza.

¿Mantenerse fuerte? Y me lo pregunto debido a que si en verdad podemos permanecer estoicos ante las adversidades de la vida….

Recuerdo que hace aproximadamente 12 años apareció una frase muy similar. Live Strong en donde un ciclista profesional norteamericano junto con una importante marca deportiva “la de la palomita”, lanzaron a la venta una pulsera amarilla de silicón como símbolo insignia de una fundación para intentar recaudar dinero en la investigación del cáncer, que el mismo ciclista había padecido, así como su prevención y soporte para todas las personas que lo sufren.

Y hoy, en nuestra actualidad acaso será posible que una pulsera así pudiera hacernos llevar a cabo una toma de consciencia y brindarnos la oportunidad de permanecer fuertes ante los eventos tan trágicos que se han presentado.

Por una parte veo con incredulidad cómo en medio de los festejos de independencia de una nación. Un hombre provoque un atentado aparentemente terrorista, o los múltiples episodios de tiroteos entre policías y civiles por una cuestión racial, e incluso el intento de golpe de estado en un país que hace poco sufrió otro atentado en un aeropuerto de sus ciudades más importantes.

Esto me lleva a reflexionar que en un artículo que escribí cerca de un mes existió un comentario acerca de un libro “Teoría de la destructividad humana” de Erich Fromm. Me di a la tarea de leerlo y hoy intento sincronizar lo que el autor describe y los hechos mencionados. La situación de agresividad presentada recientemente manifiesta una relación estrecha entre el amor a la vida y la propia destructividad

Se trata de una delgada línea que divide ambas posturas de vida, tan íntimamente proporcionales, tan paradójicamente distantes. Serán acaso que los factores psicológicos y sociales corrompen el alma de los individuos, ya que en nuestras culturas primitivas existían conflictos aislados, por sobrevivencia.

A raíz de la modernidad del hombre. Las diferencias culturales fueron acrecentándose y haciendo más evidente la dominación, el control, la agresividad que conllevan a la destructividad de todo aquello que se oponga a mi forma de ver la vida. Fromm menciona que la agresión maligna es exclusiva del ser humano, los demás animales inferiores manifiestan agresividad como respuesta instintiva de sobrevivencia sin afán de destruir cruelmente en masa, sin el derramamiento atroz de sangre.

Sin embargo, esta agresión maligna puede ser desarraigada. El hombre posee una gama de herramientas psíquicas que lo dirigen hacia una búsqueda eficaz de su equilibrio emocional, y de esta forma Fromm, señala que en un futuro el hombre llegará a completar su ciclo de equilibrio y construirá una sociedad donde nadie se sienta amenazado, amedrentado, devaluado, agredido.

Claro que esta postura ha sido distorsionada por figuras mundiales influyentes que en su intento de querer diseñar una sociedad utópica igualitaria; a Chávez, a Maduro, a Castro, A Morales, a Kirchner entre otros más. El ideal de reconciliación humana ha sido alterado severamente. La agresión en cada generación supera a la de sus antepasados.

Podemos construir relaciones basadas en equilibrio, sustentadas en una comunicación eficaz, sin distorsiones, protegidas por la conciliación de intereses sin demagogias que perjudiquen al ser humano. Fomentando la espiritualidad sincera del ser humano.

JUAN VARGAS
PSICÓLOGO

lunes, 18 de julio de 2016

¿Qué hacer si te sientes triste casi todo el tiempo?

¿Te ha pasado que llevas esperando todo el tiempo por tus vacaciones y cuando por fin llegan y te levantas tarde por primera vez en 10 meses empiezas a cuestionarte sobre el sentido de la vida y sobre el tiempo que has perdido? El reloj rebasa las 12 del día y no sientes ganas de levantarte. Tienes tantísima hambre, pero prefieres quedarte en cama rumiando sobre situaciones enteramente negativas en un laberinto abúlico y sin sentido. Lo peor no es solo eso, sino que todo el año, en lunes o domingo tu cabeza está llena de problemas y conflictos y nada de soluciones. No es necesariamente el trabajo, ni las vacaciones; posiblemente algo estamos haciendo mal. Si bien, no hablaré de un trastorno específico del estado de ánimo, creo que esto puede ser de utilidad para cualquiera de los casos.

1. BUSCA UN TERAPEUTA. Si tu pesar y tu tristeza son crónicos y consideras que de las 24 horas del día más de la mitad no tienen sentido, entonces es hora de buscar ayuda profesional. Un psicoterapeuta es de muchísima utilidad para ayudarte a encontrar una solución a tu problema.

2. EVITA A LAS PERSONAS O SITUACIONES NEGATIVAS. En casi todas las ocasiones, por comodidad, por afinidad o por lo que tú quieras, justificamos nuestras actitudes por el hecho de sentirnos cómodos con ellas, pero ¿te has preguntado que tanto te benefician? Si leer o ver programas que hablan de desgracias, y las injusticias que se viven en el mundo te hace sentir pésimo como para no querer levantarte de la cama, entonces, ese contenido, o esas personas no te están beneficiando. No se trata de dejar de lado la crisis económica mundial, ni de que el sufrimiento de los demás nos sea indiferente; pero si queremos ayudar a los demás, primero debemos estar bien nosotros. Busca personas que hablen en positivo, que te inspiren y te ofrezcan soluciones. Las películas con mensajes de prosperidad y éxito también son abundantes.

3. PIDE CONSEJOS A LAS PERSONAS ADECUADAS. Generalmente, las personas que más se deprimen son aquellas que quieren emprender un proyecto y fracasan. Lo anterior se debe a que buscan consejo en las personas equivocadas. Si visualizas tu proyecto de vida como algo trascendental, busca personas que hayan tenido éxito en lo mismo y no con personas que han fracasado en todo. Un pesimista jamás te dará un consejo adecuado para crecer. Si tienes la intención de ser freelancer, no le preguntes a alguien que lleva 25 años en el mismo trabajo y no se ha querido mover de ahí porque el sueldo es seguro, aunque su trabajo sea literalmente un asco.

4. VALÓRATE TI MISMO Y CUESTIONA “TUS VALORES”. Muchas veces no estamos de acuerdo con lo que nos enseñaron de pequeños, pero sentimos culpa por desear hacer las cosas diferentes. Aunque los valores son de suma importancia en la vida de las personas, hay que entender que son contextuales, y lo que fue de utilidad para tus abuelos, ya no tiene cabida ni aplicación en la actualidad. Antes, correr riesgos era el peor de los errores, hoy, correr riesgos es importantísimo si deseas emprender algo nuevo.

5. POR ÚLTIMO. No me queda más que desearte un excelente inicio de semana y ponerme a tus órdenes para lo que se ofrezca. Te dejo mis datos aquí abajo:

Alejandro Monreal
Psicólogo y Terapeuta Familiar y de Pareja
Av. París 929 Int. 1. Col San Isidro. Torreón, Coahuila. México
+52 871 204 71 13
FB: Psicólogo Alejandro Monreal
Twi: @psicomonreal
YT: El Monólogo del Psicólogo


sábado, 9 de julio de 2016

Tips para mejorar la relación con tu hijo a la hora de hacer la tarea.



Actualmente, la mayoría de los padres de familia se enfrentan a la complicada situación que implica hacer la tarea con sus hijos. Esto se vuelve todo un reto  cuando los pequeños se niegan a cooperar y los padres se ven en la necesidad de forzarlos. La hora de hacer la tarea puede llegar a ser tan frustrante que los padres pueden llegar a  tal desesperación que han encontrado como único camino el obligar a sus pequeños gritándoles, castigándoles, amenazándoles, o incluso golpeándoles con tal de que cumplan con sus deberes escolares. Algunos padres llegan a sacar negativas conclusiones acerca del comportamiento de su hijo como que tiene “problemas de aprendizaje” o que “es hiperactivo”, colocando una etiqueta que les afectara en su desarrollo integral. Si te encuentras en una situación similar te recomiendo que leas los siguientes tips que te ayudaran a mejorar la relación con tus hijos a la hora de hacer la tarea:

  • El primer paso es darte cuenta de cómo te sientes antes de realizar esta actividad. Debes revisar si te encuentras con la disposición emocional y con la actitud adecuada para sentarte con tu hijo a hacer la tarea, ya que la principal causa de los conflictos es que los padres se sienten con una pesada carga, pues además de ayudar a su hijo deben de continuar con sus otros deberes. Si la carga es demasiada para ti, busca apoyo y no sigas forzando una situación que los lastima.
 
  • Determina una hora específica del día para realizar esta actividad, de preferencia organiza tus actividades y las de tu hijo para que de esta forma concuerden con el horario. Cuando se llegue la hora, avísale con tiempo, por lo menos con 15 minutos de anticipación, así ellos se van preparando para terminar lo que están haciendo e iniciar una nueva actividad. 
 
  • Busca un espacio adecuado. Una mesa y una silla pequeña, algún rincón de la casa servirá, trata de que se encuentre alejado de distracciones como la TV, video juegos o algún tipo de  ruido que sirva como distractor. También debe contar  con buena iluminación de preferencia no utilicen la cama o el comedor, esos lugares son para dormir y comer, traten de crear un espacio agradable, si es posible deja que tu hijo ayude con la decoración o que elija algún adorno para así crear un entorno agradable.
  
  • Respeta su ritmo. Dale oportunidad de hacer pausas cada determinado tiempo, dale oportunidad de que se levante, camine, se estire, se distraiga un poco, (no es recomendable que durante las pausas use la tv o videojuegos) los descansos ayudaran a que rinda mejor ya que es complicado, tanto como para adultos y niños, mantener periodos de concentración prolongados. 
 
  • Haz  de la hora de tareas una experiencia agradable para tu hijo. Hazlo divertido, inventa juegos o historias acerca de la tarea; por ejemplo, pueden jugar a que ellos son unos guerreros o princesas  que al contestar bien las sumas o restas ayudan a derrotar a los enemigos y salvar a la ciudad. También puedes poner algo de música clásica en un volumen adecuado y servirle su bebida favorita o un poco de botana, de preferencia que no sea comida chatarra. Verás que entre más divertida sea la experiencia menores serán sus resistencias para hacer la tarea. 
 
  • Aprende a reconocer sus logros y avances. No lo presiones todo el tiempo, no lo regañes si no lo hace como lo esperas, recuerda que se encuentra en un proceso de aprendizaje y no puede ir al ritmo que tú deseas, deja de compararlo con sus hermanos u otros niños de la escuela, en lugar de eso reconoce sus esfuerzos y avances, esto ayudará que poco a poco obtenga los resultados deseados. Pídele que revise su tarea al terminar, si él está conforme deja que aprenda de los errores, los niños aprenden mediante el ensayo y error. No borres el trabajo que tanto esfuerzo le ha costado. Si es necesario habla con su maestro y explica por qué crees que está teniendo dichos errores.
Por ultimo no olvides que lo que te corresponde a ti como padre es proporcionarle los medios para que se desarrolle académicamente, formarle los hábitos y valores sobre la tarea y apoyarle cuando no entienda algo. Por otro lado no te corresponde estar todo el tiempo sobre él corrigiendo hasta el más mínimo detalle por miedo a que le asignen una mala calificación, es parte de su trabajo hacer las tareas con mayor cuidado y empeño; pero si tu actitud es sobreprotectora o autoritaria no lograra automotivarse  y siempre tendrás que estar detrás de él.


Ten en cuenta que escuela es solo una parte de todo lo grandioso que tu hijo puede llegar a ser, es muy importante que sea un buen estudiante, pero eso no lo define. Es más importante que aprenda a relacionarse con los demás, que tenga una comunicación adecuada y afectiva con sus padres.

Recuerda que la salud mental de tu hijo es más importante que sus calificaciones.

Psicóloga Sarahí Isais
Grupo Miranda Psicología Especializada 

 

jueves, 7 de julio de 2016

Gûicho y la masa.

Por: Juan Eusebio Valdez



Gûicho es mi sobrino. Un adolescente de 15 años, delgado y alto.  Un chavo alivianado, que siempre saluda con una sonrisa en su rostro. Tiene dos características: una: que ama el futbol. Ha sido seleccionado en su escuela para representarla desde primaria. El deporte es uno de los temas que más gusta de hablar y vivir, tiene un fuerte sentido de competencia, ideas heredadas por su padre, mi hermano.

Dos: le gusta escuchar música electrónica, su favorita, afición que adquirió hace unos meses.  Sonidos que yo coloco semejantes a los de los celulares de antaño por la simpleza de la melodía. Es por eso que fue una sorpresa para mí, su invitación de la semana pasada para ir al taquín de Inspector, que se presentó en la explanada de la feria de Gómez Palacio.

Al llegar, el olor a cerveza, humo de cigarro y a baño público nos impregnó. Después de pasar las revisiones de los polis, ya nos encontrábamos frente a la banda, bueno nosotros y otras 5 mil personas, calculo.  El ska de la banda regia ya sonaba. Mientras el sudor hacia sus aparición en nuestras playeras. La multitud que coreaba las rolas te trasmitía esa energía que te hacia querer saltar. “Vamos para adelante, ahí se ve que esta mas chido” me dice Gûicho señalando el lugar donde un pequeño slam se llevaba a acabo.

 “Ya estoy viejo para esto”, me dije en voz baja y volteando hacia el suelo, pero ante la insistencia de mi sobrino, que no fue mucha la verdad, ya nos encontrábamos entre empujones, codazos, patadas y golpes, al ritmo de la guitarra y el sax. Un slam que durante la tocada se hizo cada vez más grande.

 Años anteriores Gûicho con 10 años, me había pedido que lo llevará a un concierto, pero ante la negativa de sus padres, le prometí que cuando cumpla los años suficientes él iba a ser uno de mis invitados.

A los 13 años Gûicho fue a su primer Corona Fest, un festival de rock en español, hecho por la empresa cervecera, fue la última edición por cierto. Esa vez tocó el turno de El Gran Silencio, Gûicho no dejó de bailar y saltar todo la tarde, fue la primera vez que vio el ritual “chichis pa´ la banda “, para  los que no reconocen dicho ritual, es un fenómeno que se presenta en los eventos masivos donde la raza al ver una mujer  que sobresale de las cabezas, sentada en los hombros de alguien. Los presentes al rededor en coro gritan: ¡chichis pa´ la banda!, ¡chichis pa´ la banda! La mayoría de las veces las chicas le recuerdan a su progenitora a los gritones, pero lo siguen haciendo porque en ocasiones, cuando las estrellas se alinean y las cervezas son suficientes, la chava montada en los hombros de un acomedido, cumplen el capricho de la multitud. Ese día en el Corona Fest, el primer concierto de Gûicho, las chichis fueron pa´ la banda.

Los conciertos de rock son para olvidarte un poco de la cortesía y los modales, sino pregunte a mi sobrino que al finalizar la noche, me dice en voz baja y con la cara colorada:
 -me agarraron una pompa-  y yo con cara de asombro pregunto- ¿Cómo?- el cual contesta- pues cuando veníamos saliendo, sentí un pellizco y después volteo… iban dos chavas riéndose-

Sin meternos en discusiones de género. La masa es democrática, la masa es liberadora, la masa es pura, y sobre todo cuando la masa es acompañada de música, la masa vive sin complejos y supuestos sociales, ahí en la masa conviven hombres y mujeres, jóvenes y viejos, no hay género, ni edad. La masa nos devuelve a ser uno con los demás y no importa que sea un martes por la noche y que la semana laboral apenas empieza. A veces, hay que dejarse atrapar por la masa.

Recomendación lectora: “La caverna” José Saramago       


miércoles, 6 de julio de 2016

EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLLOS

EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLLOS

Nuestra vida cotidiana hoy en día exige una total plenitud para afrontar los retos que se van manifestando. En este proceso que señalamos como vivir, nos enfrentamos a obtener todo lo necesario que consideremos adecuado para nuestra existencia. Yo soy el único responsable de elegir lo que deseo para mí.

Recuerdo una frase que mi Pá me dijo un día que estábamos sentados en la sala. Acabábamos de terminar de jugar una especie de juego de béisbol entre padre e hijo, una convivencia que se trataba de arrojar y atrapar una pelota de beis con nuestros guantes color negro en la cochera de nuestra casa. Era un momento en donde solo importaba lo que sucedía en ese instante, pero que para mí representaba una gran alegría jugar con mi Pá, ya que no sucedía con frecuencia debido a su deteriorada condición física producto de las múltiples situaciones de enfermedad que atravesaba, no era fácil vivir con con cáncer, Parkinson, diabetes, hipertensión, sin embargo, ahí estaba, al pie del cañón.

Esa vez, él sentado en su sillón favorito, un sofá color café con el respaldo manchado de un color amarillento, debido a que con anterioridad había arrojado un jugo Frutsi sabor piña “por accidente”. Mientras que yo, tirado en la alfombra boca abajo con mis brazos sosteniendo mi rostro y de repente me dice, aún sudado por el esfuerzo: “Mijo, el horno no está para bollos”, lo escuché mientras veía atentamente la televisión los Thundercats, aquella serie animada ochentera en donde unos felinos cósmicos luchaban para lograr su supervivencia.

En aquel momento no le di la importancia a sus palabras, sin embargo, hace días recordé dicha frase, y esta vez la apliqué como una expresión valiosa de mi vida.

Llego a cierto tiempo de mí andar por el mundo en donde ya no necesito cargar con culpas, miedos, frustraciones, sino revertir todos estos sentimientos nocivos y cambiarlos por simplemente, disfrutar la vida.

Asumiendo mi responsabilidad, haciendo todo lo que está a mi alcance para ser feliz, que a pesar del entorno que puede tornarse complejo, viendo como ocurren atrocidades en nuestro país y en el extranjero, como lo acontecido recientemente en el aeropuerto de Turquía, las incongruencias de nuestro brillante Presidente que vomita sin antes analizar lo que dice en una cumbre política o el reciente incremento en el costo de la gasolina y de los servicios energéticos, y también las muertes como resultado de manifestarse en contra del sistema político. Todo el caos que se genera en nuestra sociedad.

Me doy cuenta que también me gusta que la felicidad y la tranquilidad son una opción que puedo elegir, ya que nosotros decidimos la actitud que deseamos adoptar frente a la situaciones. Yo decido cómo sentirme, soy responsable de lo que siento y de cómo quiero vivir eso que siento. No tengo la capacidad de cambiar a las demás personas, pero si puedo cambiar mi respuesta emocional ante la conducta de esas personas. Decía Viktor Frankl en su libro el Hombre en Búsqueda de Sentido: “Al ser humano se le puede quitar todo excepto su libertad esencial: su actitud ante cualquier circunstancia” 

Por eso es que hoy asumo con total responsabilidad decidir lo que quiero y lo que no para mí.

Gracias Pá… ¡El horno no está para bollos, sino para vivir a plenitud!


JUAN VARGAS
PSICÓLOGO