lunes, 30 de mayo de 2016

Viajar con acordes

Hace un par de días acompañe a mi colega y amigo Juan Eusebio Valdez a que impartiera una plática sobre adolescentes. Al salir de esta plática mientras nos subíamos al carro a modo de juego le comenté que la plática me había reactivado mi adolescencia. Bromeamos un poco sobre esto antes de dejarlo en su casa y yo irme a la mía.

Al llegar a casa comencé a escuchar música y este fue el medio que utilice para transportarme a mi adolescencia. Escuché por más de 2 horas aquella banda de rock alternativo que un amigo me presentó en la preparatoria, “División Minúscula”. Mientras la música entraba por mis oídos al mismo tiempo lo hacían muchos recuerdos que me llevaron a ver mi época preparatoriana como una puesta en escena. Aquel noviazgo que solo duro un par de meses, aquellos amigos que cada receso de cada lunes nos sentábamos junto al salón de dibujo a hablar sobre la jornada deportiva del fin de semana, o aquel cambio de grupo que termino por traerme excelentes amistades y sobre todo me hizo recordar a Memo,  el preparatoriano.


No cabe duda que la música tiene un poder impresionante, tiene el poder de transportarnos a lugares y recuerdos de nuestro pasado. Como cuando escuchas aquella canción que en algún momento dedicaste a alguien y te es imposible no acordarte de lo que junto a ese alguien viviste.

-Escucha amor, la historia de esta canción es parecida a la nuestra, te la dedico- le dije a mi pareja mientras nervioso ponía la canción en mi celular.


Así me sucedió a mí esa mañana,  un par de horas después de la plática impartida por mi colega, la música me llevó a la preparatoria, reviví buenos y malos momentos. Sucesos que sin duda alguna fueron parte importante para que yo sea lo que soy hoy.  De la misma manera me hicieron  recordar ciertos aspectos que eran muy valiosos y que por una u otra razón descuide, como aquel hábito de decir siempre lo que sentía sin miedo a ser juzgado.


Me gustaría invitarlos a que a través de la música revivamos esas emociones. Recordemos todo lo que hemos hecho para estar en el lugar donde estamos, todos aquellos sacrificios que hemos realizado. Esto nos puede ayudar a encontrar rasgos o hábitos que en algún momento los utilizamos para nuestro bien y que quizá pueden ser solución para problemas presentes en la actualidad. Al final de cuentas siempre habrá una canción o un grupo que nos transporte a una época en particular, que nos ayude a sentirnos como nos sentíamos en el momento que no dejábamos de escuchar esa canción o ese grupo.


Guillermo Badillo Pérez
Grupo Miranda Psicologia Especializada

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