Hace un par de días acompañe
a mi colega y amigo Juan Eusebio Valdez a que impartiera una plática sobre
adolescentes. Al salir de esta plática mientras nos subíamos al carro a modo de
juego le comenté que la plática me había reactivado mi adolescencia. Bromeamos
un poco sobre esto antes de dejarlo en su casa y yo irme a la mía.
Al llegar a casa comencé a
escuchar música y este fue el medio que utilice para transportarme a mi adolescencia.
Escuché por más de 2 horas aquella banda de rock alternativo que un amigo me
presentó en la preparatoria, “División Minúscula”. Mientras la música entraba
por mis oídos al mismo tiempo lo hacían muchos recuerdos que me llevaron a ver
mi época preparatoriana como una puesta en escena. Aquel noviazgo que solo duro
un par de meses, aquellos amigos que cada receso de cada lunes nos sentábamos junto
al salón de dibujo a hablar sobre la jornada deportiva del fin de semana, o aquel
cambio de grupo que termino por traerme excelentes amistades y sobre todo me
hizo recordar a Memo, el preparatoriano.
No cabe duda que la música
tiene un poder impresionante, tiene el poder de transportarnos a lugares y
recuerdos de nuestro pasado. Como cuando escuchas aquella canción que en algún
momento dedicaste a alguien y te es imposible no acordarte de lo que junto a
ese alguien viviste.
-Escucha amor, la historia de esta canción es parecida a la nuestra, te la dedico- le dije a mi pareja mientras nervioso ponía la canción en mi celular.
Así me sucedió a mí esa
mañana, un par de horas después de la
plática impartida por mi colega, la música me llevó a la preparatoria, reviví
buenos y malos momentos. Sucesos que sin duda alguna fueron parte importante
para que yo sea lo que soy hoy. De la
misma manera me hicieron recordar
ciertos aspectos que eran muy valiosos y que por una u otra razón descuide,
como aquel hábito de decir siempre lo que sentía sin miedo a ser juzgado.
Me gustaría invitarlos a que
a través de la música revivamos esas emociones. Recordemos todo lo que hemos
hecho para estar en el lugar donde estamos, todos aquellos sacrificios que
hemos realizado. Esto nos puede ayudar a encontrar rasgos o hábitos que en
algún momento los utilizamos para nuestro bien y que quizá pueden ser solución
para problemas presentes en la actualidad. Al final de cuentas siempre habrá
una canción o un grupo que nos transporte a una época en particular, que nos
ayude a sentirnos como nos sentíamos en el momento que no dejábamos de escuchar
esa canción o ese grupo.
Guillermo Badillo Pérez
Grupo Miranda Psicologia Especializada
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