Circo del dolor
Domingo por la
tarde. Nada en la tele, demasiado calor para salir al patio a leer. Estar
tirado en el sillón de la sala es la mejor opción. Gracias a mi celular mi
tarea perezosa no es de coma total, debido que al menos mis ojos y dedos tienen
un poco de movimiento. En la pantalla, Facebook. Red social que retomo la
esencia del chismografo de la secundaria: bodas, fiestas, crudas, viajes. La
pantalla parece más viva y nítida que la realidad misma.

Voy a describir
un poco el video de 1 minuto con 50 segundos. Al principio salen las intérpretes
pop, explicando que gracias a sus seguidores pudieron saber de Paola, la niña
hospitalizada. Entonces ellas decidieron que si no podía asistir al concierto,
ellas llevarían el show hasta el hospital. Hasta aquí todo bien para mí. Después
muestran como llega la banda y algunas imágenes de Paola.
Empieza a sonar un
piano que me recordó a cualquier novela de televisa. Una lagrimita por aquí otra
por allá. De repente lo que parecía como un acto de empatía y verdadero
altruismo, se convirtió en un circo donde la estrella era el dolor.
-no me gusta ver
esas cosas, pura lloradera- Dice mi hermano Neto al preguntarle sobre el video.
Mientras lava los platos para empezar a servir la discada que comimos el día de
ayer.
A mí tampoco me
gusta ver ese tipo de espectáculos, porque eso son, son shows montados para tocar
de manera sosa y grotesca fibras emocionales, pareciendo solo una nota
amarillista que fomenta el morbo.
Al final de
cuenta este tipo de espectáculos van a seguir existiendo, Lo preocupante es el
poco análisis que tiene el espectador ante este tipo de situaciones. No podemos
ser indiferentes ante el dolor humano o de cualquier otra especie. Hay que
dejar este tipo de espectáculos en las películas y novelas, no dejar que nos
desborde en nuestra vida. Ya que si banalizamos el sufrimiento, me pregunto: ¿que
nos queda como humanos? Por suerte cuando acabe de ver el video el domingo, ya
solo faltaban dos horas para que game of thrones comenzará, suerte creo.
Recomendación de
libro: “La civilización del espectáculo” Mario Vargas Llosa.
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