INTOLERANCIA ANTE EL DOLOR AJENO
¿Cuántas veces no olvidamos el ser tolerantes aún en los pequeños detalles de cada día?
Tolerancia vs intolerancia, dos
caras opuestas de una misma moneda que contemplan la vida del ser humano, y que
nos llevan hacia el paradigma donde, si bien la “paz completa” tal vez no sea
posible, promover un daño en menor porcentaje, a través de, La Tolerancia, aparece como medio y fin.
Erich Fromm afirma en su libro El
Arte de Amar: “La clase más fundamental
de amor, básica en todos los tipos de amor, es el amor fraternal. Por él se
entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con
respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de promover la vida”
Después de leer nuevamente este
fragmento de Fromm taladra en mi mente esta idea y me provoca una fuerte
conmoción llena de incredulidad al darme cuenta de los eventos acaecidos últimamente. Recuerdo los atentados de París, los
asesinatos de California, de Orlando y más recientemente el terrible pasaje
sucedido en Nochixtlán.
Será acaso que en la actualidad
estamos viviendo una moderna “intolerancia ante el dolor ajeno”. Una
representación de un pasaje dantesco en esta vorágine de expresiones que
nuestra sociedad manifiesta periódicamente a lo largo de la historia.
El exterminio del hombre por el
hombre, nos trae a nuestra memoria para hacernos conscientes de la importancia
de la tolerancia a fin de evitar estos crímenes contra la humanidad, tal como
lo marca la historia durante el genocidio de los judíos por parte de los nazis,
durante la Segunda Guerra Mundial, o las atrocidades en África y en Medio
Oriente.
Algo le sucedió a nuestra
sociedad. Se generó un resquebrajamiento en cuanto a la toma de decisiones
mayormente tolerantes, ante las diferentes expresiones humanas. Hoy no se
permite que alguien manifieste una idea contraria a la mía porque deriva en una
confrontación. Que lamentablemente finaliza
en algún hecho violento. La fuerza hace su presencia y se pierde toda cordura
humana.
Quizá, este es solo la punta del
iceberg. Freud menciona en Psicología de las Masas, “el individuo por el simple hecho de hallarse en una multitud, le
dota de un alma colectiva”. Sucede con toda esa ira contenida por los
individuos que en algún momento de
nuestra vida explota ante la más mínima provocación.
Hemos devaluado la dignidad
humana llevándola a su máxima catástrofe. Es la pérdida de la tolerancia,
porque en la multitud, se borran las adquisiciones individuales y se genera un
colapso emocional suprimiendo las tendencias incoscientes. Generando pasajes
tan desagradables como lo que vivimos en nuestro país hace cuestión de días.
Optemos por formas mayormente
sanas de convivencia social. La vida nos dotó de una maravillosa capacidad de
dialogar, de establecer acuerdos ante las diferencias humanas, por más
controversiales o complicadas que estas sean. Siempre tenemos la oportunidad de
conciliar intereses. La mejor manera de relacionarnos es comunicándonos.
JUAN VARGAS
PSICÓLOGO
Claro y concreto, muy acertado. Felicidades, Juan. Como recomendación para los demás lectores, están dos grandes libros de Erich Fromm que pueden enriquecer tu planteamiento: El corazón del hombre y anatomía de la destructividad humana.
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