miércoles, 22 de junio de 2016

INTOLERANCIA ANTE EL DOLOR AJENO

INTOLERANCIA ANTE EL DOLOR AJENO

¿Cuántas veces no olvidamos el ser tolerantes aún en los pequeños detalles de cada día?

Tolerancia vs intolerancia, dos caras opuestas de una misma moneda que contemplan la vida del ser humano, y que nos llevan hacia el paradigma donde, si bien la “paz completa” tal vez no sea posible, promover un daño en menor porcentaje, a través de, La Tolerancia, aparece como medio y fin.


Erich Fromm afirma en su libro El Arte de Amar: “La clase más fundamental de amor, básica en todos los tipos de amor, es el amor fraternal. Por él se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de promover la vida”

Después de leer nuevamente este fragmento de Fromm taladra en mi mente esta idea y me provoca una fuerte conmoción llena de incredulidad al darme cuenta de los eventos acaecidos últimamente.  Recuerdo los atentados de París, los asesinatos de California, de Orlando y más recientemente el terrible pasaje sucedido en Nochixtlán.

Será acaso que en la actualidad estamos viviendo una moderna “intolerancia ante el dolor ajeno”. Una representación de un pasaje dantesco en esta vorágine de expresiones que nuestra sociedad manifiesta periódicamente a lo largo de la historia.

El exterminio del hombre por el hombre, nos trae a nuestra memoria para hacernos conscientes de la importancia de la tolerancia a fin de evitar estos crímenes contra la humanidad, tal como lo marca la historia durante el genocidio de los judíos por parte de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, o las atrocidades en África y en Medio Oriente.

Algo le sucedió a nuestra sociedad. Se generó un resquebrajamiento en cuanto a la toma de decisiones mayormente tolerantes, ante las diferentes expresiones humanas. Hoy no se permite que alguien manifieste una idea contraria a la mía porque deriva en una confrontación.  Que lamentablemente finaliza en algún hecho violento. La fuerza hace su presencia y se pierde toda cordura humana.

Quizá, este es solo la punta del iceberg. Freud menciona en Psicología de las Masas, “el individuo por el simple hecho de hallarse en una multitud, le dota de un alma colectiva”. Sucede con toda esa ira contenida por los individuos que  en algún momento de nuestra vida explota ante la más mínima provocación.

Hemos devaluado la dignidad humana llevándola a su máxima catástrofe. Es la pérdida de la tolerancia, porque en la multitud, se borran las adquisiciones individuales y se genera un colapso emocional suprimiendo las tendencias incoscientes. Generando pasajes tan desagradables como lo que vivimos en nuestro país hace cuestión de días.


Optemos por formas mayormente sanas de convivencia social. La vida nos dotó de una maravillosa capacidad de dialogar, de establecer acuerdos ante las diferencias humanas, por más controversiales o complicadas que estas sean. Siempre tenemos la oportunidad de conciliar intereses. La mejor manera de relacionarnos es comunicándonos.

JUAN VARGAS
PSICÓLOGO

1 comentario:

  1. Claro y concreto, muy acertado. Felicidades, Juan. Como recomendación para los demás lectores, están dos grandes libros de Erich Fromm que pueden enriquecer tu planteamiento: El corazón del hombre y anatomía de la destructividad humana.

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