Minuto 5, falta a
favor de los verdes a los linderos del área grande. Acomoda Pardo, el exquisito
jugador del américa, que después fue campeón de liga precisamente en Alemania. Patea. Méndez se adelanta
y con la cabeza raspa la pelota. Jugada de dos toques en el área siempre es
gol, dicen los que saben. Ese día no se equivocaron. Márquez, Capitán. Defensa de
unos de los grandes de Europa. Recién campeón con el Barza. Penetra por el lado
izquierda y al encontrarse solo se lanza con los tachos por delante. Remata,
Gol. El aficionado Mexicano sueña con cuartos.
Al minuto 8
Crespo, aquel campeón en Italia, goleador, fuerte, excelente en el aire. Nos
regresa al juego de octavos, 1-1. Nervios, manos sudadas, mentadas de madre,
ansiedad, miedo. Todo esto durante los 90 minutos de aquel juego. México fue
mejor, tuvo el control del balón, contuvo a súper estrellas del nivel de Riquelme.
México jugó como nunca.
Tiempos extras. Jamás
había vivido un mundial como aquel del 2006. Era mi primer acercamiento a una selección
nacional, que veía como lujo de chilangos. Mi afición era solo al santos, al
equipo local. Además en las filas tricolores estaba nuestro héroe del desierto,
goleador histórico. Jared, quien ya había brillado en Corea-Japón. Y es que
cuando un equipo que te dicen que es tuyo, solo que tienes que viajar 12 horas
en camión para verlo. Se convierte en algo ajeno.
Al final ganó
Argentina. Los grandes siempre ganan. Con un gol de volea nos devolvió a
nuestra realidad. Por mi cabeza pasó la frase: “ya merito, jugamos como nunca,
perdimos como siempre”. Resignados estábamos en la sala. La tristeza invadió el
cuarto. Hoy México acumula 6 ya méritos, 6 jugamos como nunca perdimos como
siempre. Un equipo caracterizado por hacer medidas de rescate, donde la constancia
no existe, donde los deseos son más que el trabajo, donde la planeación se hace
dos meses antes de los mundiales, donde se vive en el mañana.
“Dime como juegas
y te diré quien eres” dice Eduardo Galeano, refiriéndose que el fútbol de cada país
es el reflejo de su sociedad, de sus costumbres, de sus hábitos, incluso de sus
alcances como comunidad. Si esto fuera ¿cómo sería el mexicano ante el trabajo,
ante la salud, ante la educación, ante el arte, ante la vida? Por lo pronto yo seguiré
siendo aficionado al fútbol, creyendo en nuestro grupo. Por ahí
dicen que la séptima es la vencida.
Juan Eusebio Valdez Villalobos
Grupo Miranda Psicología Especializada
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