El empacho del prójimo
En una ocasión estando
en una reunión con unos ex compañeros de la preparatoria, en medio del baile y
el brindis; llenos de recuerdos y nostalgia, empezó el chismorreo. Así los
rumores como las bebidas se inauguraban “sabes quién está embarazada” “sabes quién
se casó” “ya viste las lonjas de fulanito” “que a zutanito le puso el cuerno a…”
parecía como si el castigo por no haber asistido fuera que todos los presentes
tendríamos que devorarlos.
Y ahí en el
banquete, nadie se detenía por un tiempo para reflexionar en cómo afectan los comentarios negativos; no solo
a nuestros ex colegas, ni siquiera preguntarnos cuales son las consecuencias o
repercusiones de dicha conducta, solo pasábamos el plato. Al final de cuentas ¿Quién se puede resistir a dar un bocado de
prójimo?
Ahora imaginemos
un panorama en donde todas esas conversaciones que tenemos de los ausentes,
llegaran a oídos de estos, seguro que el único que nos quisiera acompañar a la
siguiente fiesta seria nuestro amigo canino. Y es que estas conductas tan aceptadas en los
lavaderos y en las cantinas. Cuando se realizan de manera sistemática, reflejan
sentimientos de envidia, entendiendo esta, como el deseo de adquirir lo que el
otro tiene, ya sea: su coche, su familia, su trabajo etc.
La envidia como motor de nuestra vida, tiene
como finalidad, destruir la reputación del envidiado con la fantasía de
adquirir lo deseado. Es decir, concentrarnos en cualquier movimiento de nuestro
vecino, hermano o quien sea del cual queramos algo, obligándonos a dejar en segundo
plano a nuestra persona, que al estar en un peldaño abajo; metas, sueños y vida
en general sufre un estancamiento, el cual genera frustración y esto a la vez
hace aparecer el rencor. Ahí es, cuando lo sabroso se convierte en empacho dejando
como consecuencia una dañada autoestima.
Al final de
aquella velada nadie quería abandonar la
mesa ni para ir al baño, supongo que los tacos al pastor estaban deliciosos o a lo mejor es que el miedo de ser el siguiente
platillo estaba presente.
Próximo enlace: remedios caseros para el empacho: desde la
salivita en el ombligo hasta la intervención del psicólogo.
Por: Juan Eusebio Valdez Villalobos
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