"No hay mayor evidencia de nuestra humanidad, que la misma necesidad de animar lo inanimado, de crear y modificar lo ya existente a nuestra imagen y semejanza"
Afuera está nublado. Hace frío, o al menos eso creemos los laguneros. Veo gente ir y venir, niños jugando, una chica que sigue instrucciones de su maestro de educación física. Mientras tanto, aquella a la que llamo mamá, porque se me ocurrió, se para a mis espaldas mientras abre un mazapán, toma la mitad y deja la otra a un lado del teclado que escribe estas letras. Mamá se retira. No dice adiós, no dice nada, solo se va… para evitar distraerme. ¿Cómo sé que me quiere si no dijo nada? El mazapán me lo dijo. De vez en cuando, mi mamá se para frente a mí y me canta una canción que generalmente no conozco, pero siempre habla de amor. ¿Cómo sé que me quiere? Creo que es evidente.
Lo que para muchos no es evidente es lo que nos vuelve humanos. ¿Cómo lo sabemos? ¿Hay humanos inhumanos? La verdad sí, y aunque les cause gracia, yo no lo creía. Lo que nos resta humanidad es la indiferencia y el complejo del megalómano. Cada uno de nosotros lleva la humanidad en su interior. La devaluación y anulación del otro es también una devaluación de mi persona. Cuando me siento más que los demás, también me estoy devaluando a mí. Cuando alguien me es indiferente, también me vuelvo indiferente para mí. ¡No mames! ¡No puedo ser más grande que los demás si al mismo tiempo soy más grande que yo mismo!
Parecerá incongruente mi texto, lo sé, no soy tonto. Aún así, ya lo iniciaste y tendrás que terminarlo, ¡no le saques! Es intencional, un ejercicio de asociación libre premeditada, jaja. Había estado pensando en este tema desde hace unas semanas, dos o tres, no puedo ser exacto, no soy robot, aunque debería. No, es broma. El chiste es que aun “planeado” y con intención, le di permiso a mi inconsciente para que saliera a ver el cielo nublado, de cualquier modo las nubes no lo dejarán ver el sol, eso lo limitará un poquito. En fin… en qué estaba… ah sí, punto y aparte.
Lo que para muchos no es evidente es lo que nos vuelve humanos. ¿Cómo lo sabemos? ¿Hay humanos inhumanos? La verdad sí, y aunque les cause gracia, yo no lo creía. Lo que nos resta humanidad es la indiferencia y el complejo del megalómano. Cada uno de nosotros lleva la humanidad en su interior. La devaluación y anulación del otro es también una devaluación de mi persona. Cuando me siento más que los demás, también me estoy devaluando a mí. Cuando alguien me es indiferente, también me vuelvo indiferente para mí. ¡No mames! ¡No puedo ser más grande que los demás si al mismo tiempo soy más grande que yo mismo!
Parecerá incongruente mi texto, lo sé, no soy tonto. Aún así, ya lo iniciaste y tendrás que terminarlo, ¡no le saques! Es intencional, un ejercicio de asociación libre premeditada, jaja. Había estado pensando en este tema desde hace unas semanas, dos o tres, no puedo ser exacto, no soy robot, aunque debería. No, es broma. El chiste es que aun “planeado” y con intención, le di permiso a mi inconsciente para que saliera a ver el cielo nublado, de cualquier modo las nubes no lo dejarán ver el sol, eso lo limitará un poquito. En fin… en qué estaba… ah sí, punto y aparte.
¿Cómo sé que alguien es humano? Remítase a la cita que puse antes del texto, no batalle. Es broma. Sabes que eres humano porque eres inteligente y estúpido al mismo tiempo. Sientes dolor, satisfacción, ira y alegría y aunque intentes anularlo, no puedes hacerte güei tú solo. Dices que no te puedes enamorar, en el fondo creo que tienes miedo, es normal, eres humano. A pesar de los avances en neuropsicología, cibernética, inteligencia artificial y todo lo demás, no se ha encontrado un algoritmo para que (como humano) no la cagues. Está cabrón. Por eso y más eres humano. Si puedes realmente anular y desprenderte de todo lo anterior, quizás encajes en alguno de esos diagnósticos arbitrarios que vienen en el DSM, preocúpate, ¡aguas!, podrías ser el próximo Hannibal Lecter (Sí se escribe así, ¿verdad?). En fin, punto y aparte.
Hace unos días estaba viendo Clone Wars (obviamente de la saga Star Wars, no sé como poner la “r” encerrada en un circulito, pero todos saben que tiene copyrigth). Resulta que si los droides separatistas me caían bien en los largometrajes, llámense episodios I, II y III, en la serie animada me caen mejor. ¡Tienen personalidad! La riegan, se preocupan, disfrutan, opinan, jajaja, son la onda. Lo mejor de todo es que hasta tienen tono de voz. En efecto, se comportan como humanos. Fuera de “hacerle la barba” a los creadores, no queda más que aceptar la premisa que puse en forma de cita antes de iniciar el texto y concluir que tenemos una necesidad de humanizar todo lo que hacemos y lo que nos rodea.
A veces nos avergonzamos de ser humanos y cada vez es más la indiferencia que mostramos ante las circunstancias que de verdad requieren valor para afrontarlas. Prefiero alguien con miedo a alguien a quien no le importa nada. Me preocupa que algún día tenga que elegir entre un droide separatista en lugar de un “humano”. Por lo menos, aunque el droide no mueva la boca, sabré que se está riendo.
Por cierto, aquí me mostré tal como soy, como diría Nietzsche: humano, demasiado humano. Adiós.
Psicólogo Alejandro Monreal
Grupo Miranda Psicología Especializada
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