Recientemente, estaba con una amiga y después de haber platicado durante un tiempo con ella le dije: "ya 'me voy, si no voy a llegar tarde con mi psicólogo". A lo que ella sorprendida me dijo: ¿y tú? ¿por qué vas al psicólogo?. La mejor respuesta que se me ocurrió en ese momento fue: "porque me gusta ir".
En el camino iba pensando en esa pregunta, que parecía muy simple y sin intención, pero que hizo ruido en mí.
Primero pensé en el hecho de la sorpresa que le causó que yo asistiera al psicólogo. En ocasiones anteriores han comentado que no parezco el tipo de persona con problemas y posiblemente ella tenga el mismo concepto de mí. Siendo honesta, hasta cierto punto tienen razón. Hoy mi vida no está llena de problemas, estoy en un punto en donde me siento feliz en el aspecto familiar, personal, laboral, de salud, etc. Esto es gracias a “ ir con el psicólogo”.
No estoy diciendo que es una vida perfecta, pero definitivamente no es una tragedia griega.
Hace un año apenas me había graduado de la universidad, había decidido tomar un tiempo antes de comenzar a trabajar, para organizarme y saber qué quería hacer y una de las primeras cosas fue ir al psicólogo.
En un lapso menor de lo esperado yo había iniciado con grandes cambios. Tomé una decisión sobre los pasos que quería dar, mi certeza me permitió mejorar las relaciones con la familia, con mis amistades, incluso incursioné en el terreno laboral antes de lo planeado.
Dicha pregunta volvió mi atención a los cambios que realice en mi vida en el último año y cómo el psicólogo me ayudó.
Imaginen esta escena:
Yo llorando esperando un abrazo, que me apapachara, que de sus boca saliera un: "Te comprendo" Tal vez habría hecho el momento mas fácil y ameno, donde las risas invadieran el consultorio. La realidad fue que me siguió interrogando , me obligó a ir mas allá de lo que nunca hubiera llegado.
Sin embargo. Entendí su función , era el de guía , me llevó por un camino donde mi perspectiva cambió. Poco a poco las situaciones se han acercado a un panorama donde la armonía se conectó con mis impulsos de vivir. Mi visión alcanzó una profundidad que me permite sentir el mundo.
Me doy cuenta de que no es necesario "tener problemas" para ir con un psicólogo. Puedo concluir que todos de vez en cuando, deberíamos de ir con un psicólogo, no para que te saqué de tus conflictos. Sino que te ayude a encontrar tus propias herramientas para afrontar las crisis que aparezcan. Así, hacer de nuestros retos, experiencias enriquecedoras.
Krizia Rivera Floriuk
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