sábado, 17 de septiembre de 2016

¡Viva!

¡Viva!

Por: Juan Valdez

El 15 de septiembre pasado en el Ponciano Arriaga, un bar que le tira a cantina contemporánea, o sea con aires de “jipster”. Un lugar que combina distintas expresiones de la cultura popular mexicana. Desde la virgen de Guadalupe, pasando por la lucha libre hasta llegar a la mecedora de fierro, que está presente en casa de muchas  abuelas. Llevó a cabo su noche mexicana. Con cumbia y toda la cosa.

Se dice que una cumbia no se le niega a nadie, mucho menos si es de Tropicalísimo Apache. Es pecado ser de La Laguna, sin saber por lo menos 5 rolas del conjunto más sabroso de este lado del desierto. Oasis con güiro. Ritmo que marca la idiosincrasia del lagunero. Preocúpate si no pudiste citar las 5 canciones y al mismo tiempo marcarla, porque te hace falta barrio.

Los encargado de la música del fiestón fueron los “Sopa y mole”, banda que mezcla covers de éxitos cumbancheros laguneros con rolas de su propia autoría. Rodeados de mezcal, sotol, tequila y cumbia, mi hermano, amigos y amigas, dimos el grito: ¡Cu cu cumbia!

En la pista de baile improvisada cercada por las mesas en el bar, pude observar como chavos y chavas que a primera vista se les podría llamar de cualquier forma, excepto como bailadores de cumbia, gastaban suela y simulaban con sus manos hacer un “huevo en torta”. Éxito de los sopa y mole, por cierto. Demostrando que el ritmo tropical se lleva en la sangre.

Me pregunto: si el ritmo se  lleva en la sangre: ¿Por qué algunos la cara de lunes en la mañana los acompañó toda lo noche?  ¿Por qué nos negamos a bailar cantar o sentir? ¿Por qué nos cuesta tanto mostrar nuestro ser ante al mundo? ¿Por qué nos importa más la opinión de un desconocido que la opinión de nosotros? ¿Por qué dejamos de bailar una cumbia por andar de poser rockerillo? ¿Por qué nos olvidamos de lo divertido de la vida?

Y no faltara el pesimista disfrazado de realista que dirá que no hay nada que festejar, que la gasolina, que la casa blanca de la gaviota, que la tesis, que la selección, que los atletas olímpicos. Pero yo les digo, que la vida es una cadena de decisiones y poder ser feliz y autentico es una decisión.

De nuestra capacidad de decisión depende nuestra forma de ver el mundo. Nota: no significa que hay que ver la vida en color rosa o que nos pasemos de un festejo a otro, pero es un hecho que de nosotros depende alcanzar la calidad de vida que deseamos. También de nosotros depende buscar las herramientas para poder cambiar cosas que nos son nada agradables. Acudir con un profesional, es un muy buen primer paso. Porque el poder disfrutar la vida con cumbia o sin cumbia, está en nuestras manos.


Por lo pronto el jueves se celebró a México, a Coahuila, a Durango, a La Laguna. No celebramos al gobierno, ni la corrupción, ni el plagio de Peña. Nuestro grito al aire fue por nuestras raíces, nuestra historia, por nuestros ritmos. Así que: ¡Viva México! ¡Viva la cumbia!  

Foto por: José Luis García. Pagina de Facebook: 
José Luis García Photographer

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