¡Viva!
Por: Juan Valdez
El 15 de
septiembre pasado en el Ponciano Arriaga, un bar que le tira a cantina
contemporánea, o sea con aires de “jipster”. Un lugar que combina distintas
expresiones de la cultura popular mexicana. Desde la virgen de Guadalupe,
pasando por la lucha libre hasta llegar a la mecedora de fierro, que está
presente en casa de muchas abuelas.
Llevó a cabo su noche mexicana. Con cumbia y toda la cosa.
Se dice que una
cumbia no se le niega a nadie, mucho menos si es de Tropicalísimo Apache. Es
pecado ser de La Laguna, sin saber por lo menos 5 rolas del conjunto más
sabroso de este lado del desierto. Oasis con güiro. Ritmo que marca la idiosincrasia
del lagunero. Preocúpate si no pudiste citar las 5 canciones y al mismo tiempo
marcarla, porque te hace falta barrio.
Los encargado de
la música del fiestón fueron los “Sopa y mole”, banda que mezcla covers de éxitos
cumbancheros laguneros con rolas de su propia autoría. Rodeados de mezcal,
sotol, tequila y cumbia, mi hermano, amigos y amigas, dimos el grito: ¡Cu cu
cumbia!
En la pista de
baile improvisada cercada por las mesas en el bar, pude observar como chavos y
chavas que a primera vista se les podría llamar de cualquier forma, excepto
como bailadores de cumbia, gastaban suela y simulaban con sus manos hacer un “huevo
en torta”. Éxito de los sopa y mole, por cierto. Demostrando que el ritmo
tropical se lleva en la sangre.
Me pregunto: si
el ritmo se lleva en la sangre: ¿Por qué
algunos la cara de lunes en la mañana los acompañó toda lo noche? ¿Por qué nos negamos a bailar cantar o sentir?
¿Por qué nos cuesta tanto mostrar nuestro ser ante al mundo? ¿Por qué nos
importa más la opinión de un desconocido que la opinión de nosotros? ¿Por qué dejamos
de bailar una cumbia por andar de poser rockerillo? ¿Por qué nos olvidamos de
lo divertido de la vida?
Y no faltara el
pesimista disfrazado de realista que dirá que no hay nada que festejar, que la
gasolina, que la casa blanca de la gaviota, que la tesis, que la selección, que
los atletas olímpicos. Pero yo les digo, que la vida es una cadena de decisiones
y poder ser feliz y autentico es una decisión.
De nuestra
capacidad de decisión depende nuestra forma de ver el mundo. Nota: no significa
que hay que ver la vida en color rosa o que nos pasemos de un festejo a otro,
pero es un hecho que de nosotros depende alcanzar la calidad de vida que
deseamos. También de nosotros depende buscar las herramientas para poder
cambiar cosas que nos son nada agradables. Acudir con un profesional, es un muy
buen primer paso. Porque el poder disfrutar la vida con cumbia o sin cumbia, está
en nuestras manos.
Por lo pronto el
jueves se celebró a México, a Coahuila, a Durango, a La Laguna. No celebramos
al gobierno, ni la corrupción, ni el plagio de Peña. Nuestro grito al aire fue
por nuestras raíces, nuestra historia, por nuestros ritmos. Así que: ¡Viva
México! ¡Viva la cumbia!
Foto por: José Luis García. Pagina de Facebook:
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