La vida es así, aunque uno haga planes se presenta un imprevisto, algo con lo que no se contaba. Y es justo ese momento en el que es necesario analizar, tomar un momento para reflexionar qué es lo que se busca y qué es lo que se está haciendo.
V Tener un sueño en la vida es encontrar la energía cada día para trabajar y acercarnos más a esa meta, es una ilusión que incluso puede llegar a darle sentido a cada instante de nuestra existencia, y hacer un plan es la manera más organizada para poder alcanzar ese sueño. Pero, ¿qué pasa cuando algo se sale del guión? ¿Cuando se hace todo lo que está en nuestras manos y la vida decide que no todo sale acorde el plan? Ese es el momento en el que se pone a prueba qué tanto se desea ese anhelo, qué sacrificios valen esa meta, o si es que ese sueño ya pasó a segundo plano y se encontraron nuevas y más emocionantes aspiraciones.
Puede ser muy difícil darse cuenta de que el plan trazado puede tener fallas, pero en este momento tenemos dos opciones, la primera es lamentarnos, quejarnos y preguntarnos por qué es más complicado de lo que esperábamos, y es esta postura la que nos puede llevar a conformarnos y decir frases como "esta es la vida que me ha tocado vivir". Y la segunda opción, es preguntarnos qué es lo que en verdad se desea, qué es lo que estoy haciendo para lograrlo y qué es lo que me hace falta cambiar; tratar de entender que ese momento "fuera del guión" es una lección de vida, agradecer por ella y tomar el coraje necesario para seguir adelante con el plan consciente de que más adelante puede haber un falla, que es preferible llamar "reto".
En mi opinión, éste es el lado oscuro del camino, el momento en donde el miedo nos puedo dominar e incluso hacer que dejemos de perseguir nuestros sueños. Pero, ¿a caso no se necesita de la oscuridad para poder disfrutar de la luz?
Fernanda Rivera Floriuk